El nuevo método de inversión

Philip Fisher knowledge

¿Cómo tener beneficios extraordinarios con acciones ordinarias?

A finales del siglo XIX y principios del XX, varias grandes y pequeñas fortunas se construyeron a base de apostar por el ciclo de los negocios.

Con un sistema bancario inestable, la mejor opción era comprar acciones en los malos tiempos y venderlas en los buenos. 

Sin embargo, sobre todo tras la llegada del Sistema de Reserva Federal en 1913, había un método distinto cuyos practicantes amasaron una fortuna, con un riesgo mucho menor.

El enfoque descrito implica la identificación de empresas altamente destacadas y la adopción de una estrategia de retención a largo plazo durante las fluctuaciones significativas del mercado, evitando así la tentación de realizar compras y ventas constantemente.

¿Por qué se dio esta nueva oportunidad?

La clave del éxito empresarial radicó en el cambio de paradigma en la forma de dirección de las compañías. 

Anteriormente, las empresas se percibían como una propiedad familiar y se otorgaba el poder de mando a un sucesor, el cual mostraba poco interés en implementar mejoras.

 Sin embargo, a medida que se adentraba en la tercera década del siglo XX, se hizo evidente la necesidad de competir y mejorar, lo que impulsó una mayor inversión en investigación y en ingeniería empresarial con el objetivo de liderar su terreno.

 Además, tras la Gran Depresión, el gobierno comunicó una nueva serie de medidas de políticas de gasto y reducción de impuestos para restablecer la prosperidad en periodos de recesión económica.

¡Esto provocaba que el riesgo de quiebra por parte de las mejores empresas fuera mucho más pequeño que antes! 

Pues los periodos de crisis serían más cortos que los del pasado, y los que estuvieran mejor preparados podrían superarlo.

Bien, ahora que sabemos que la mejor estrategia y permanecer en las mejores empresas…

¿Cómo las elegimos?

Fisher estableció quince puntos para dilucidar qué comprar.

  • ¿Ofrece la empresa productos o servicios con el suficiente potencial comercial como para hacer posible un incremento considerable de las ventas durante al menos varios años
Es de suma importancia para el inversor realizar una evaluación adecuada y precisa de la trayectoria de ventas de una empresa en un horizonte temporal extenso.
 
Se ha de identificar la fuente y calidad del crecimiento de una empresa y evaluar si es probable que se mantenga en el futuro de manera sostenible.

 

  • ¿Está la dirección decidida a seguir desarrollando productos o procesos que seguirán aumentando todavía más los potenciales de ventas cuando los potenciales de crecimiento de las líneas de producto actualmente atractivas hayan sido ampliamente explotados?

Es fundamental que la alta dirección tenga presente la necesidad de continuar con la investigación para identificar oportunidades que permitan maximizar la explotación de las líneas de productos o servicios existentes.  

Esta estrategia se puede lograr mediante la incorporación de productos o servicios complementarios que generen un incremento sostenible en las ventas a largo plazo.
 
  • ¿Qué eficacia tienen los esfuerzos de investigación y desarrollo de la empresa en relación a su tamaño?

Los gastos en I+D deben ser controlados, con la intención de en ventajas competitivas duraderas.

Si estos gastos son de un tamaño relevante respecto a las ventas, debe haber un propósito a largo plazo para destinar tanto capital.

  • ¿Tiene la empresa una organización de ventas por encima de la media?

Es fundamental asignar recursos para la adecuada capacitación en técnicas de venta de los empleados.

  • ¿Tiene la empresa un margen de beneficio que merece la pena tener en cuenta? 

Es imprescindible que las organizaciones dispongan de un margen de beneficio adecuado que les permita reinvertir los recursos financieros en pos del crecimiento y la obtención de rentabilidades óptimas.

Si se observa un margen inferior al promedio en la industria, es importante verificar que esta situación se deba a que se está invirtiendo en investigación, promociones de venta u otras actividades que promuevan el crecimiento y el mejoramiento de la empresa en el largo plazo.

  • ¿Qué hace la empresa para mantener o mejorar los márgenes de beneficio?

Resulta crucial que la compañía disponga de un plan estratégico que permita mejorar sus beneficios, ya sea a través de una optimización de costos o mediante el desarrollo de una capacidad de fijación de precios que le permita mejorar sus márgenes.

  • ¿Tiene la empresa un personal óptimo y unas excelentes relaciones laborales?

La ausencia de sindicatos y el interés de los individuos por trabajar en dicha empresa, suelen constituir indicadores positivos de unas relaciones laborales superiores a la media.

  • ¿Tienen los directivos de la empresa unas relaciones excelentes entre ellos?

El entorno ejecutivo resulta igualmente relevante, la existencia de oportunidades de ascenso basadas en el mérito y una compensación salarial en línea con o superior a la media, suelen ser señales de una buena práctica empresarial.

  • ¿Tiene la empresa la suficiente capacidad directiva?

Resulta fundamental una adecuada delegación de autoridad, ya que esto puede contribuir significativamente a mejorar la productividad de la organización.

  • ¿Qué calidad tienen los análisis de costes y los controles de contabilidad de la empresa? 

Resulta esencial que la dirección de la empresa esté consciente de los costes e ingresos asociados a las distintas operaciones, y que busque constantemente optimizar dichas operaciones para aumentar beneficios.

  • ¿Hay otros aspectos del negocio, de alguna manera específicos del sector determinado, que puedan dar pistas al inversor sobre lo excepcional que puede ser la empresa en relación con sus competidores?
Las patentes, la confiabilidad y las marcas pueden ser claves en el desarrollo de una ventaja respecto a la competencia.

  • ¿Tiene la empresa una previsión a corto o a largo plazo en relación a los beneficios?
Restringir el beneficio inmediato en pos de una ventaja mayor en el futuro es de las cosas más inteligentes que puede hacer una empresa por ella misma, y por sus accionistas.

  • En el futuro previsible, ¿requerirá el crecimiento de la empresa la suficiente financiación de capital para que el mayor número de acciones entonces en circulación cancelen el beneficio de los accionistas actuales por este crecimiento anticipado?
Después de haber obtenido financiación por la emisión de préstamos a un interés favorable (porque nuestra compañía es de una muy buena calidad), y aun así se necesita ampliar capital para seguir financiando el crecimiento, esta decisión será adecuada dependiendo de la fiabilidad de la empresa para conseguir crecimiento y unos retornos adecuados para sus accionistas en el futuro.

  • ¿Habla la dirección libremente sobre sus asuntos cuando las cosas van bien, pero se cierra en banda cuando aparecen los problemas y las decepciones?
Siempre habrá situaciones desfavorables en los negocios. 
 
La manera en que un equipo directivo reacciona ante estos problemas es una pista de gran utilidad para el inversor, pues ser franco y honesto con tus accionistas es una cualidad crucial para cualquier directiva que merezca unos buenos accionistas.

 

  • ¿Tiene la empresa un equipo directivo con una integridad incuestionable?
Limitar tus inversiones a empresas con directivas con sentido estricto del fideicomiso y responsabilidad moral frente a los accionistas es la mejor manera de protegerse contra engaños.

¿Y cuando comprar estas acciones tan maravillosas?

 

Si se adquieren las acciones adecuadas y se conservan lo suficiente, siempre darán algún beneficio. Normalmente, un beneficio excelente. 

Sin embargo, para alcanzar el rendimiento óptimo, debemos prestar cierta atención al momento.

El método es tan simple como lógico. 

Consiste en reunir una serie de datos económicos. A partir de ellos se deduce cual será la evolución del negocio a corto y medio plazo. Los inversores más sofisticados se informan también de la evolución del valor del dinero, además de la actividad empresarial, y si las predicciones en todos estos asuntos no indican un empeoramiento significativo de las circunstancias de fondo, la conclusión es que las acciones deseadas se pueden comprar

 

También tenemos que estar atentos a los baches de la economía, el sector y la empresa. 

 

La empresa en la que debe invertirse es la que hace las cosas bajo los auspicios de un equipo directivo excepcionalmente capaz.

Algunas de estas cosas pueden fracasar; otras producirán a veces problemas inesperados antes de acertar.

El inversor debe estar totalmente seguro es que los problemas sean temporales.

Si se ha producido un declive importante en el precio de unas acciones y prometen solucionarlo en cuestión de meses y no de años, probablemente estará en un territorio bastante seguro al considerar que es buen comento para comprar las acciones.

En resumen, Philip Fisher nos anima a investigar las mejores empresas y tomar posiciones en ellas a un precio razonable respecto a sus beneficios. 

Sobretodo, nos alienta a identificar problemas temporales que pueden estar pasando empresas excepcionales, para aprovecharnos de la irracionalidad del mercado en ese momento y adquirir grandes acciones con descuento.

¿Y cuando las vendemos?

Para Fisher, sólo hay tres razones para vender unas acciones.

  • Cuando se ha cometido un error en la adquisición original y está cada vez más claro que el historial de la empresa es menos favorable de lo que originalmente pensamos.

Nosotros somos nuestro peor enemigo, ya que, aún sabiendo que el futuro de la empresa no es cómo esperábamos, la aversión a la pérdida puede hacer que queramos mantenerlas por no aceptar una pérdida, por pequeña que sea.

Sin embargo, esto es muy peligroso, pues una pequeña perdida puntual se puede convertir en una perdida permanente si n os hemos equivocado con la inversión, y eso si que es un riesgo a tener en cuenta.

Los inversores han perdido probablemente más dinero por conservar acciones que realmente no querían esperando a "por lo menos, quedarme igual" que por cualquier otra razón.

Si a estas pérdidas reales les añadimos los beneficios que podían haber ganado desde que detectaron el error, el coste de la autoindulgencia se hace enorme.

  • Cuando debido a los cambios derivados del paso del tiempo, los fundamentales de la compañía se deterioran.

Si las perspectivas de crecimiento y calidad de beneficios de la empresa ya no son lo que prometían, o las políticas que quiere llevar el equipo directivo son menos favorables, habría que plantearse desprenderse de las acciones.

  • Cuando se ha encontrado otra oportunidad con perspectivas aparentemente mejores.

El inversor debe ser cauto y estar muy seguro de lo que hace, pues al momento de vender ya va a pagar plusvalías y ya no disfrutará del crecimiento de la empresa que antes poseía.

Se deben valorar todas las posibilidades minuciosamente y solo si se ha llegado a una conclusión firme, actuar.

¿Y si mis acciones se sobrevaloran mucho respecto a sus beneficios?

¿Las vendo?


Las acciones de crecimiento rápido que se recomienda vender porque están supuestamente sobrevaloradas casi siempre les costarán a sus propietarios un impuesto sobre la plusvalía considerable si las venden.

Además del riesgo de perder una posición permanente en una empresa que con los años va a seguir generando muchas ganancias, también nos cuesta una buena suma en impuestos.

¿No es más prudente y barato decidir que momentáneamente las acciones están un poco por encima de ellas mismas?

Ya les hemos sacado un beneficio considerable; si por un momento las acciones pierden, pongamos, un 35% de su cotización de mercado actual, ¿es realmente tan grave? 

De nuevo, ¿no es la conservación de nuestra posición, más que la posibilidad de perder temporalmente una pequeña parte de nuestra plusvalía, lo más importante?

A continuación te mostraré más enseñanzas de Fisher a tener en cuenta:

 

Sobre esperar el momento ideal al comprar…

 

Si las acciones parecen adecuadas y el precio razonablemente atractivo a los niveles actuales, compre «en el mercado». El octavo, o cuarto, o medio punto extra que puede pagar es insignificante comparado con el beneficio que se estará perdiendo si no obtiene las acciones.

Aquí Fisher hace referencia a un conocido suyo con gran habilidad inversora que cometió un grave error.

El sujeto quería comprar unas acciones que veía muy prometedoras, el día que decidió comprar, la bolsa cerró a $35,5 dólares la acción. Este hombre se negaba a pagar ese medio punto de más, y puso su orden a $35 dólares.

Bien, pues la acción jamás volvió a cotizar a $35, además, 25 años más tarde; la acción se estaba vendiendo a más de $500 y la empresa aún tenía un futuro brillante.

Sobre sobreestimar la diversificación…

Contar con una lista muy larga de productos financieros no es señal de que sea un inversor brillante, sino de que se es inseguro. Si el inversor tiene acciones en tantas empresas que no puede mantenerse informado de sus gestiones, probablemente acabará peor que si hubiera tenido acciones en pocas empresas.

Siempre se cometerá errores y se debe tener la adecuada diversificación para que el error no resulte dramático.

No hay que poseer más acciones, sino mejores.

En su libro, «Acciones ordinarias y rendimientos extraordinarios», Fisher aborda todos y cada uno de los puntos que hay que tener en cuenta en la inversión para tener unos grandiosos resultados a largo plazo, lo tienes aquí.
Para más contenido de Phil Fisher, gran inspiración de Charlie Munger y Warren Buffet…

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