Cuando una empresa hace difícil a los consumidores cambiarse a los productos o servicios de sus competidores, crean un coste de sustitución.

Si los consumidores tienen menos probabilidad de cambiar de compañía, la empresa puede cobrar más por sus productos o servicios.

Por ejemplo, los bancos, gracias a una burocracia exasperante, consiguen retener nuestro capital durante varios años sin que los cambiemos por otros de su competencia.

Además de los bancos, muchas empresas de software y cloud se suman a este tipo de ventajas. 

Si tienes toda la infraestructura de tu empresa en el cloud de AWS o Azure, será un dolor de cabeza migrarlo a otro lado. 

También, empresas como Adobe o Autodesk, disfrutan de este tipo de ventajas. Los diseñadores gráficos son enseñados a realizar su trabajo con Photoshop o Illustrator, y la mayoría de ingenieros con AutoCAD;  sacarlos de esos sistemas alteraría demasiado la empresa incurriendo en una pérdida de productividad abismal.

En resumen, la creación de costes de sustitución puede ayudar a una empresa a mantener su posición en el mercado y a obtener mayores ganancias.